Vámonos a vivir al campo
La rehabilitación de esta construcción residencial vinculada a la explotación agrícola en la huerta de Elche se planteó como un proyecto a 2 niveles: Por un lado, se primó la consolidación tanto estructural como funcional de todos los elementos constructivos y de las estancias originales, para asegurar la permanencia de la esencia original y “modus vivendi”. Por otro lado, se rediseñó la composición de las fachadas para potenciar la relación entre el interior y el exterior, al mismo tiempo que se crea una nueva estética que muestra una volumetría más definida. De esta manera, se reconoce en esta casa una nueva tradición, que responde a necesidades e inquietudes distintas a las de hace 80 años. En su interior se encuentran también algunas sorpresas que responden a esta misma premisa: Un salón a doble altura sobre el que flota un dormitorio con vistas a él a través del un ventanal interior, un tragaluz en cubierta que ilumina el hueco de escalera a modo de linterna cenital o un gran patio-jardín como fondo de perspectiva del distribuidor principal de la casa. La madera de la carpintería y las vigas contrasta con los paramentos blancos y el tono neutro del pavimento de hormigón pulido. Las notas de color las pone la vegetación, que entra dentro de la casa, junto con algún pavimento decorativo. En cuanto a la innovación, cabe destacar que esta edificación se ha transformado en una vivienda con una calificación energética A, con criterios de diseño pasivo gracias a su excelente orientación y ubicación de huecos que favorecen la ventilación cruzada, a sus grandes muros de eleveda inercia térmica y a sus vidrios con control solar.