Entrearcos32

Abordamos este proyecto de reforma con la premisa de mantener la esencia de la vivienda anterior, preservando algunos detalles “decó” pero con materiales y líneas puras y sin ornamentos más allá de las propias texturas de los materiales en su estado natural.

Retomamos los arcos como seña de identidad. Así, se unifica la cocina con el espacio del salón comedor mediante un gran arco y un cambio de pavimento. Este espacio es probablemente el más llamativo y al que más partido le están sacando los propietarios. Se encuentra al final del recorrido de la vivienda (que es lineal y rítmico gracias a la serie de arcos del pasillo) creando un efecto sorpresa al atravesar el último umbral que da acceso al salón-comedor, la pieza de la vivienda más espaciosa.

Las grandes piezas de mármol natural que revisten suelo, isla y bancadas de la cocina contrastan con la carpintería de madera de roble natural. La libre disposición de la isla permite que el espacio no se interrumpa y que la cocina sea una extensión del comedor, que es la zona más luminosa de la casa. Desde aquí se tiene acceso al balcón, donde ocasionalmente salen los usuarios a desayunar por las mañanas. La antigua biblioteca, que ocupaba el actual espacio de la cocina, se traslada como un espacio abierto anexo al pasillo, reduciendo la longitud de éste y oxigenando la zona de circulación. En la misma línea, se optó por revestir las paredes del pequeño distribudor de la entrada con espejos de suelo a techo, para devolver la amplitud a un espacio que se vio reducido al tener que albergar además el baño principal. Los arcos, que son el leitmotiv del proyecto, se revisten con chapa de cobre natural y así van marcando el ritmo que nos acompaña en todo el recorrido a través de la vivienda.