Celosia 260

Un fuerte desnivel define la topografía de Santa Pola del este, donde la sierra encuentra al mar. En él se inserta esta vivienda, rodeada de un exótico vergel, con grandes panorámicas a la montaña y a la isla de Tabarca.
La cubierta es vegetal y en el espacio exterior resuena el agua de las fuentes y la piscina panorámica.

Su configuración es sencilla: Un gran prisma de hormigón blanco abierto hacia el sur con amplios ventanales de suelo a techo, envuelto con una cámara bioclimática.
Ésta se materializa con un sistema entretejido de ladrillos cerámicos que reinterpreta la celosía tradicional mediterránea y que filtra el soleamiento y da privacidad. Su materialidad es pétrea, cerámica y vegetal cuando no refleja el paisaje en sus vidrios, de este modo se mimetiza con su entorno que es mar, roca y palmeras.

Un gran lucernario sobre el espacio central a triple altura inunda de luz todas las plantas y establece una conexión constante con el exterior. Su configuración sencilla y ordenada permite hacer de éste un edificio de consumo energético casi nulo (nZEB), basado en las premisas de sostenibilidad y criterios pasivos, apoyados con tecnologías  de alta eficiencia y energías renovables. Toda la climatización se resuelve mediante aerotermia por agua, e incorpora suelo radiante alimentado con placas solares.

Las texturas de los materiales pétreos dan vida a los paramentos verticales y horizontales. En las paredes el hormigón es abujardado a veces, otras exponen placas de ónix decorativo o se revisten de travertino. Los suelos son de mármol compacto blanco en gran formato para potenciar la continuidad. Los techos en planta baja se revisten de madera para dotar de calidez al espacio y reducir ligeramente su escala, que es sobrecogedora en cierto modo.